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Sombrero Rojo: hacia un Estado Islámico en el Sahel

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Análisis GESI, 38/2017

Resumen: Aplicación de la técnica analítica estructurada Sombrero Rojo elaborando una estrategia estimativa de la alianza yihadista JNIM (Grupo de Apoyo al Islam y los musulmanes) en Mali. A partir del estudio de la situación actual y de sus patrones de conducta en el último año y medio se analizarán las posibles actuaciones del grupo en el marco temporal octubre 2017-2018, así como su impacto en operaciones futuras.

 

La técnica Sombrero Rojo

El presente análisis se encuadra en la línea de investigación de Análisis Estratégico desarrollada por el Grupo de Estudios en Seguridad Internacional, orientada a la docencia y a la puesta en práctica de técnicas analíticas estructuradas en materia de Seguridad y Defensa.

En este trabajo se emplea la técnica Sombrero Rojo (Heuer y Pherson, 2015) basada en la construcción de una estrategia pensando del mismo modo en que lo haría el actor que se estudia. Es recomendable que su aplicación sea llevada a cabo por parte de un grupo de analistas, buscando mediante la contrastación y cuestionamiento de lo planteado, una reducción de sesgos cognitivos, ideológicos o personales. En este caso el documento posee una finalidad puramente didáctica, por lo que este factor queda aquí en un segundo plano.

Para su puesta en práctica, es necesario un conocimiento en profundidad de las características que posee el actor objeto de estudio, como son su estructura, los medios con los que cuenta, objetivos operativos y estratégicos que desea alcanzar, así como estrategias previas aplicadas por el mismo y por actores de características similares. También es necesario entender cuál es el contexto en que se desarrolla, actores participantes y las potencialidades existentes que puedan ser aprovechadas por el mismo.

Su utilidad radica en la posterior extracción de conclusiones a partir de la cual, los decisores que deban enfrentarse a dicho actor plantearán alternativas y posibles modos de enfrentarse al mismo, explotando las ventanas de oportunidad que hayan descubierto a partir de la estrategia elaborada.

El Sombrero Rojo puede aplicarse en combinación de otras técnicas analíticas estructuradas para el análisis de inteligencia como el DAFO, el árbol de argumentos o el abogado del diablo, así como de prospectiva como son el diseño y construcción de escenarios de futuro, que dotarían de una mayor solidez y profundidad al análisis.

 

Caso de estudio y contextualización

En este caso, el actor a estudiar sería la organización insurgente de carácter yihadista Grupo de apoyo al  Islam y los Musulmanes (JNIM) conformada por la alianza en marzo de 2017 entre Al Qaeda en el Magreb Islámico, Al Mourabitoun, Ansar Dine y el Frente de Liberación de Macina.

El escenario geográfico en el que desarrollamos este trabajo es Mali, una de las áreas de conflicto que mayor impacto van a tener para Europa en los próximos años. En un contexto en que Estado Islámico está siendo derrotado en Siria e Iraq, así como todavía hay contingentes de combatientes extranjeros en la zona que deberán salir de ambos países, Mali sería un destino atractivo para combatientes yihadistas.

Se trata de un país con una posición estratégica, en el que confluyen rutas de diversos tráficos ilícitos (Seres humanos, contrabando, estupefacientes, armas, divisas…), constituyendo un punto clave para organizaciones criminales que operan en áreas alejadas del control estatal. Esta falta de presencia del Estado posibilita las actuaciones de diversos grupos rebeldes tuareg tanto afines como contrarios al gobierno, que contribuyen a la desestabilización de una región en la que el yihadismo ha encontrado un nicho y cuya actividad ha ido en aumento desde 2012.

 

Estas características hacen que la relevancia de Mali como uno de los escenarios de conflicto vaya en aumento de forma progresiva. En él, España cuenta actualmente con una reducida participación ofreciendo instrucción por parte de la Guardia Civil a fuerzas gubernamentales, así como asistencia en materia de transporte aéreo a las fuerzas francesas en el marco de la operación Barkhane, aunque no sería descartable un incremento en los próximos años si los problemas de seguridad se agravasen.

Para desarrollar este documento, realizaremos en primer lugar un análisis descriptivo de la situación actual del conflicto armado con el fin de contextualizar las circunstancias en las que se va a desenvolver la coalición yihadista JNIM. Posteriormente, elaboraremos un DAFO con el que señalar las principales características que posee la organización, a partir del que desarrollaremos la técnica analítica estructurada Sombrero Rojo para elaborar una estrategia estimativa para el próximo año a partir de las tendencias que han tenido lugar en el último año y medio que posibilite prever y extraer lecciones aprendidas que puedan ser de utilidad en el futuro.

Este análisis se basa en noticias de prensa que han sido monitorizadas en el Observatorio de la actividad yihadista en el Magreb y el Sahel Occidental, desarrollado por el Grupo de Estudios en Seguridad Internacional (GESI). Tomaremos como referencia las noticias recopiladas entre enero de 2016 y junio de 2017, las cuales nos aportan un amplio volumen de información acerca de las principales zonas de actuación, los objetivos, las víctimas y los modos empleados por la insurgencia yihadista.

A partir de esta información, para describir del contexto en que se desenvuelve JNIM, emplearemos las características presentes en el marco de análisis de violencia política desarrollado y aplicado por López-Rodríguez (2017) a partir de la combinación y reagrupación de variables empleadas por De la Corte (2010), Durán y Bados (2015) y Gabaldón (2017) que permiten analizar contextos de violencia política de un modo flexible y exhaustivo. Posteriormente, desarrollaremos un DAFO de JNIM para finalmente desarrollar la técnica analítica estructurada Sombrero Rojo a partir del mismo.

 

Yihadismo, crimen organizado y leyes del desierto

En Mali nos encontramos ante un contexto de violencia política especialmente complejo. El conflicto armado fue iniciado en 2012 como consecuencia de las revueltas en Libia en 2011 contra el régimen de Gadafi. Tras el asesinato del gobernante libio, las poblaciones tuareg afines al gobierno retornaron a Mali, y una vez allí comenzaron un proyecto de secesión de las regiones del norte del país saheliano aprovechando la situación de fragilidad en la que se encontraba el Estado (International Crisis Group, 2016).

Una de las principales dificultades que plantea Mali como objeto de estudio, es que se trata de un contexto sometido a cambios continuados. Esto obliga a una constante actualización, así como readaptación de los mapas de actores y de las alianzas entre los mismos. Esto impide la elaboración de trabajos de prospectiva con horizontes temporales superiores a un año.

Contamos también con un elevado número de actores que toman parte en el conflicto. Debemos destacar una elevada movilización de efectivos por parte de las Fuerzas Armadas de Mali, así como un despliegue de tropas francesas en el marco de la Operación Barkhane cuyo objetivo es combatir el yihadismo en el Sahel. Por otro lado, hay una misión de las naciones unidas (MINUSMA) cuyo cometido es el establecimiento de un alto al fuego entre las partes combatientes en el norte del país.

Efectivos franceses de la Operación Barkhane

En segundo lugar, debe tenerse también en cuenta la presencia de un amplio número de actores violentos no estatales. La principal zona de conflicto es el norte del país, una región muy extensa, prácticamente desértica y en la que operan diversos grupos rebeldes de etnia tuareg. Por un lado contamos con la Coordinación de Movimientos del Azawad (CMA), grupo de carácter separatista que busca lograr la independencia de la región. Por otro, nos encontramos ante las fuerzas tuareg de la Plataforma, una alianza de grupos unionistas dirigido por el Grupo Autodefensa Tuareg Imghad y aliados (GATIA) (Institute For Security Studies, 2016).

General El Hadj Ag Gamou y otros miembros del GATIA

Además de las fuerzas progubernamentales y de los grupos armados, contamos con la presencia de organizaciones yihadistas que desarrollan actividades de terrorismo e insurgencia tanto en el norte como en la totalidad del país. Debemos destacar en menor medida la presencia de la MUJAO, así como de Estado Islámico del Sahel, mientras que en marzo de 2017 tuvo lugar una unificación de fuerzas por parte de los principales grupos yihadistas, quienes conformaron el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), conformado por AQMI, Al Mourabitoun, Ansar Dine y el Frente de Liberación de Macina. La unidad de las fuerzas yihadistas ha supuesto una concentración de esfuerzos en el plano militar, así como el reforzamiento de las estructuras de estos grupos en el país (Institute for Security Studies, 2016).

Mokhtar Belmokhtar (Al Mourabitoun) e Iyad Ag Ghaly (Ansar Dine)

Debe destacarse la coexistencia de estos actores con diversas estructuras del crimen organizado, dedicadas al bandidaje, bandolerismo, tráfico de estupefacientes y armas, contrabando y  trata de personas, así como con señores de la guerra y unidades de autodefensa en diversas comunidades de Mali.

A la hora de abordar el caso de Mali, debemos tener en cuenta también los factores geográficos que posibilitan la presencia de tal diversidad de actores. Mali se encuentra ubicada en una posición que le posibilita tener frontera con Mauritania, Argelia, Níger y Burkina Faso. Se trata de amplias zonas fronterizas, con grandes áreas desérticas, lo que posibilita el paso de las mismas por los grupos armados, así como dificulta el control del Estado sobre ellas.

Debe tenerse en cuenta que esta porosidad fronteriza facilita la creación de santuarios en terceros países, otorgándoles a los diversos actores zonas francas, almacenes de armamento y vehículos, así como víveres y combustible. Esta característica geográfica también contribuiría a facilitar el acceso a las zonas de conflicto de combatientes extranjeros, dotando de una mayor base humana a las organizaciones, así como de refuerzos entrenados y descansados para afrontar el combate frente a unas fuerzas armadas poco motivadas y que no tienen la posibilidad de estar descansadas frente a un enemigo en continua renovación.

Por su parte, la MINUSMA es uno de los contingentes de las naciones unidas más castigados en los últimos años y que registra un elevado número de víctimas mortales bajo el fuego yihadista. Por otro lado, se trata de una de las misiones más controvertidas por parte de la ONU, ya que se han dado múltiples abusos y violaciones de los derechos humanos por parte de los contendientes africanos participantes en la misma frente a fuerzas rebeldes locales, que no han logrado sofocar los problemas ya existentes, sino que los han incrementado. Supone una misión de un elevado coste económico cuyos únicos resultados cosechados ha sido un reguero continuado de víctimas humanas a manos de grupos rebeldes y yihadistas, así como para la población local constituyen una fuerza de ocupación que no es legítima, a pesar de haberse intentado la aplicación de soluciones africanas a problemas africanos.

Con respecto a la operación Barkhane, se podría afirmar que está cumpliendo los objetivos propuestos, combatiendo el yihadismo. Sus operaciones desarrolladas sobre el terreno han permitido en los últimos años un elevado número de detenciones, desarticulaciones de células y grupos. Así como han impedido un alto número de atentados, arrestado a cargos intermedios de la organización Ansar Dine, lo que forzó a ésta a unirse con otros grupos yihadistas locales y regionales para ampliar su capacidad punitiva. Igualmente, han desmantelado arsenales y rutas de abastecimiento. A pesar del esfuerzo continuado que han estado demostrando sobre el terreno, la paz está lejos de llegar al país, así como su misión es vista por determinados sectores de la comunidad internacional y las comunidades locales como un fuerza de ocupación extranjera, ya que aunque cuenta con la participación de fuerzas africanas, la mayoría de los efectivos destinados en Mali son franceses, lo que hace de la antigua potencia colonial, un blanco atractivo para los yihadistas.

Las fuerzas de la operación Barkhane desempeñan una labor de contraterrorismo, así como de contrainsurgencia, a pesar de que los aspectos de COIN están centrados en cuestiones meramente militares, lo que a corto plazo se demuestra eficaz, pero que en el momento en que se produzca una salida de los contingentes franceses, puede provocar un retorno a la situación previa a la operación Serval de 2013.

 

Análisis Sombrero Rojo: estrategia de JNIM (Otoño 2017- Verano 2018)

El análisis DAFO expuesto a continuación nos muestra las principales características con las que cuenta la alianza yihadistas JNIM. Esta técnica nos permite apreciar cuáles son los aspectos que más fortalecen a la organización o la debilitan internamente, así como aquellos factores externos relacionados con la coyuntura o el contexto que pueden ser relevantes para la misma.

La estrategia de JNIM en Mali se centrará principalmente en contrarrestar las debilidades de la organización al mismo tiempo que se potencian las fortalezas. Con respecto a factores externos, se buscaría minimizar amenazas y explotar las oportunidades para alcanzar los objetivos de carácter político y religioso que JNIM persigue. A pesar de que el planteamiento de argumentos inicial fue elaborado en primera persona, el ejercicio posterior ha sido redactado en tercera con la intención de facilitar la extracción de conclusiones y permitir al lector un mayor distanciamiento de la narrativa.

Debido a que se trata de una organización yihadista con una estructura principalmente militar, la estrategia más coherente que podrían llevar a cabo sería la de desarrollarse como ente político, unificando aún más los lazos que poseen los diversos grupos yihadistas, buscando nexos comunes que permitan suavizar las rivalidades internas y gozar de una mayor cohesión estructural. Por otro lado, a nivel operativo, sería necesario también el garantizarse un control de la insurgencia en las zonas fronterizas con Níger, donde Estado Islámico está introduciéndose en los últimos meses.

Aprovechando la coyuntura existente entre los diversos grupos tuareg en la zona norte, los esfuerzos de la MINUSMA, así como de Barkhane estarían centrados en esta área, dotándoles de un mayor margen de actuación en zonas orientales y centrales del país. Un conflicto armado entre diversas facciones tuareg es de especial interés para la coalición yihadista, desviando recursos de Barkhane hacia la crisis del norte en lugar de a la lucha contra el yihadismo.

Un elemento crucial para constituirse como una estructura política sería la financiación. Debido a que Mali cuenta con una enorme actividad ilegal en sus áreas fronterizas con Argelia, Mauritania, Burkina Faso y Níger, sería necesario que estrechasen relaciones con grupos criminales que operan en estas zonas grises. Un control del contrabando, del narcotráfico procedente del sur, así como del armamento sería especialmente positivo, ya que dotaría de control al grupo sobre el territorio y su población. Por otro lado, reducir sus ataques contra la población civil y desplegar una campaña de violencia organizada contra ciertos grupos criminales, mediante la aplicación de la Sharia y de castigos ejemplares, les dotaría de un respaldo poblacional necesario para el sostenimiento de su actividad insurgente. Un apoyo social inicial, garantizando a la población su protección, haría de JNIM un actor a tener en cuenta. Su actividad restaría apoyos a la ya cuestionada MINUSMA, así como pondría aún en mayor evidencia que la labor desempeñada por las fuerzas armadas en el marco de la operación Barkhane se trataría de una intromisión occidental en asuntos locales.

A corto plazo, la estrategia que desarrollarían estaría centrada en ampliar su base militar, logística, así como en el establecimiento de bases a ambos lados de las fronteras que posibilitasen la creación de santuarios. El hecho de introducirse en mercados ilícitos obedecería a una primera necesidad de obtener financiación continuada y en grandes cantidades con las que rearmarse, así como poder dotar a sus combatientes de un sustento más seguro que impida deserciones. Por otro lado, un control de sectores criminales, limitando o incluso monopolizando la actividad delictiva, podría estar también enfocado hacia la población civil. Podrían satisfacerles y ganarse su respaldo al dotarles de determinados servicios que no aporta el gobierno y que actualmente deja a la población en un estado continuado de indefensión. Cobertura sanitaria y asistencia social podrían ser los dos principales campos en los que introducirse y que en otros contextos como el sur de Líbano, Palestina, Siria o Iraq han demostrado ser estrategias eficaces para los grupos que operan en esas áreas.

Por otro lado, continuando con actividades ya llevadas a cabo en 2016, sería interesante el hecho de llevar a cabo liberaciones de presos de prisiones locales y regionales, lo que permitiría aumentar el número de reclutas, así como obtener un apoyo por parte de presos comunes, a los que se saca de una prisión y se les da no sólo una motivación, sino un sustento económico.

En cuanto al aspecto político, debido a que ya se ha producido una unificación en el plano militar, se podría reorientar principalmente a la consolidación de un proyecto político, una implantación de un Estado Islámico regido por la Sharia en el norte del país. Este proyecto sería a largo plazo, pero en un periodo de tiempo intermedio, se debe tener en cuenta que los movimientos del grupo yihadista pueden ir enfocados a hacerse con el control de las zonas grises, así como desde esa posición, a facilitar armamento y dinero a los grupos rebeldes combatientes en el norte para sostener así un elemento de distracción que mantenga ocupadas a las fuerzas de Barkhane y de la MINUSMA.

Se puede apreciar que la actividad en este año y medio ha sido más contundente contra los grupos yihadistas en el periodo en que se estableció el MOC y se dio un alto al fuego por parte de la CMA y el GATIA. Una vez roto el alto al fuego, las acciones contra los yihadistas se han reducido, así como se han aprovechado estos momentos para incrementar los ataques por parte de los grupos, ya unificados en JNIM.

Por parte de fuerzas gubernamentales y occidentales, resultaría de especial utilidad la aplicación de una doble estrategia, la primera de ellas, de carácter político y centrada en la pacificación del norte de Mali. Esta implicaría una negociación continuada y en profundidad entre los diversos grupos rebeldes. Una tregua y posteriores negociaciones de paz facilitarían y aumentarían las probabilidades de éxito de las fuerzas de Barkhane y de las tropas gubernamentales para hacer frente a los yihadistas, buscando dividirlos, enfrentarlos entre sí y hacerles competir por los recursos. Resulta imposible el sostener a largo plazo una estrategia de buscar y capturar en el Sahel, ya que después de cinco años de conflicto, este continúa aún vigente y las fuerzas yihadistas han logrado unificarse y alcanzar acuerdos comunes.

La segunda parte de la estrategia se orientaría principalmente a desestabilizar internamente a los grupos yihadistas que conforman JNIM. Por un parte, explotando las rivalidades existentes entre los líderes de las diversas organizaciones, así como fomentando mediante la captura o neutralización de un líder de segundo rango, los conflictos entre sus posibles sucesores. Por otro lado, el desarrollo de operaciones contraterroristas, así como de contrainsurgencia centradas en ganar la confianza de la población local o al menos, de generar una desconfianza en la población hacia los yihadistas. La infiltración de agentes pertenecientes a Barkhane en las filas de JNIM como foreign fighters o como reclutas podrían facilitar una actividad desde el interior y además de recopilar información, explotar las debilidades de la alianza yihadista para quebrar la misma.

Conclusiones

La compleja situación en Mali obliga a un seguimiento semanal de la actividad violenta mediante la lectura de prensa e informes de diversos think tanks. La recopilación de noticias para el Observatorio de Actividad Yihadista en el Magreb y Sahel Occidental se ha demostrado como un plataforma muy útil para este tipo de trabajos, ya que permite realizar un seguimiento de la actividad terrorista y contraterrorista en estos países, ofreciendo una visión panorámica del último año y medio que permite la elaboración de una estrategia estimativa por parte de JNIM.

Se puede apreciar cómo en nuestro caso de estudio resulta de utilidad la aplicación de la Técnica Sombrero Rojo, ganando profundidad el análisis si ésta es combinada con otras como son el DAFO y metodologías para el análisis de conflictos armados y actores violentos no estatales. Permite englobar un elevado número de aspectos, así como tener en cuenta determinadas situaciones que de otro modo pasarían desapercibidas.

Como aspecto negativo, debe señalarse que en algunos casos resulta arriesgado el uso de esta técnica, especialmente en contextos volátiles como pueden ser los conflictos armados de carácter poliédrico, ya que los marcos temporales deben estar más acotados que en otro tipo de trabajos de prospectiva. También es importante tener en cuenta que al carecer de linealidad y estabilidad, cualquier hecho fortuito o coyuntural puede alterar considerablemente la estrategia que se plantee.

A pesar de ello, uno de los aspectos más reseñables de esta técnica es el enorme ejercicio de creatividad que supone, lo que pone a prueba los planteamientos convencionales. Esto posibilita la elaboración de  narrativas estratégicas alternativas, haciendo que el número de eventos a los que los decisores se enfrenten sea mucho más amplio, reduciendo considerablemente la incertidumbre.

Guillermo López-Rodríguez es Investigador en el Grupo de Estudios en Seguridad Internacional (GESI)

 

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Editado por: Grupo de Estudios en Seguridad Internacional (GESI). Lugar de edición: Granada (España). ISSN: 2340-8421.

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