Vol. 6 Núm. 2 (2020)
Artículos

La captura del Estado peruano por el narcotráfico: el caso de los “cuello blanco del puerto”: DOI: http://dx.doi.org/10.18847/1.12.10

Laura Zúñiga Rodríguez
Universidad de Salamanca, España
Biografía
Publicado diciembre 4, 2020
Palabras clave
  • Tráfico internacional de drogas,
  • Corrupción judicial,
  • Blanqueo de dinero,
  • Delincuente de cuello blanco,
  • Impunidad

Resumen

Desde los años ochenta el Perú es una pieza clave en el escenario internacional del tráfico de drogas. Segundo productor de cocaína del mundo y uno de los países donde se cultiva el principal insumo, la hoja de coca, el puerto de El Callao, siendo uno de los principales puertos de América Latina por su volumen, se presume que es desde donde salen importantes cargas de esa droga. La interceptación de las comunicaciones en 2018 para investigar el crimen organizado violento que se desarrollaba en esa Provincia, desveló una red de jueces, fiscales, congresistas, empresarios, que colaboraban con los narcotraficantes favoreciéndoles con la impunidad. No es el primer intento de captura del Estado peruano por el narcotráfico. En la década de los noventa, el gobierno de Fujimori-Montesinos, utilizó el dinero del narcotráfico –entre otros- para sobornar a las más altas autoridades del país: jefes militares, Corte Suprema, Fiscal de la Nación, medios de comunicación, empresarios, todos afines al gobierno. Los “narcoindultos” del segundo gobierno de Alan García son otro síntoma de la gravedad de la colaboración de autoridades de las más altas esferas del Estado con los poderosos narcotraficantes. Se pone en evidencia la “doble moral” de la Política Criminal peruana contra el tráfico internacional de drogas, fuerte para los débiles y débil para los fuertes: penas altas para los pequeños traficantes e impunidad para los que se encuentran en el vértice de las organizaciones criminales. Además, resulta preocupante la enorme capacidad corruptora del dinero proveniente del narcotráfico (blanqueo de dinero) para capturar miembros de los poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. El caso “cuellos blanco del puerto” es una muestra empírica de la intersección de la corrupción judicial –y sus adláteres- dentro del Estado peruano y las organizaciones del crimen organizado. Para conjurar estas alianzas, es preciso poner el acento en la punición de los delincuentes de cuello blanco del narcotráfico y sus colaboradores: abogados, jueces, fiscales, etc., que utilizan su profesión como tapadera para enriquecerse personalmente, en desmedro del bien común.